El explorador y mineralogista chileno-alemán Carlos Alberto Plagemann, dedujo y clasificó, a inicios del siglo XX, las técnicas básicas de construcción: acumulación o adición de piedras de color distinto al fondo y forman los motivos deseados; raspado o extracción, que despejan suelo dejando expuesto el fondo claro u obscuro, con el diseño buscado. La mayoría de los geoglifos combinaron ambas técnicas y usaron el material local disponible, en forma exclusiva. Esta clasificación continúa en uso hasta hoy.