Por Juan Ignacio Boudon, director regional de CONAF y director de Fundación Geoglifos de Tarapacá.
Hace pocos días, debido a las intensas lluvias que afectaron al altiplano, se produjo el desmoronamiento del campanario de la iglesia de Enquelga, ubicada en el Parque Nacional Volcán Isluga. Es precisamente este tipo de patrimonio cultural, uno de los principales objetos de conservación de esta área silvestre protegida. Lamentablemente, tuvo que ocurrir el colapso de la estructura para que a nivel regional se recordara la importancia de los templos andinos.
El año 2013 gracias a la visión de las autoridades locales comandadas por la intendenta de la época, Sra. Luz Ebensperger, durante el primer gobierno del presidente Sebastián Piñera, se impulsó un proyecto de recuperación de iglesias del sector altoandino. En esa ocasión, se invirtieron más de 4 mil millones de pesos para levantar iglesias que por años permanecieron en el suelo o que evidenciaban gran deterioro. No obstante, la iglesia de Enquelga no pudo ser incorporada en dicho plan.
Con casi dos siglos de vida, la iglesia presenta un evidente estado de deterioro producto de sismos y de las inclemencias climáticas. Sin embargo, su riqueza arquitectónica nos llama a poner los esfuerzos para trabajar en su puesta en valor y rescatar la esencia de este territorio multicultural y milenario, con la finalidad de mirar y aprender del pasado.
Si bien el gobierno está avanzando y realizando esfuerzos para la protección y recuperación del patrimonio material e inmaterial de nuestro país, la sociedad en general y de forma transversal, debe poner el foco en el patrimonio local.
Hablar del conjunto patrimonial que representan los templos andinos de Tarapacá, es hacer referencia a una de las joyas arquitectónicas y culturales de mayor valor que poseemos en este territorio. Por ello, es fundamental trabajar en su conservación ya que sus iglesias comprenden el resguardo de un modo de vida y la preservación de una identidad cultural.
Construcciones de este tipo y su adecuada preservación, aportan al fortalecimiento del sentido de pertenencia de las comunidades, permitiéndonos en conjunto avanzar hacia una mejor calidad de vida para cada uno de los ciudadanos.