OPINIÓN | Legados de la Pampa del Tamarugal

Por Juan Ignacio Boudon, director de Fundación Geoglifos de Tarapacá. *Columna de opinión publicada en La Estrella de Iquique, lunes 19 de julio de 2021.

Cuando los españoles llegaron a conquistar estos territorios, la Pampa del Tamarugal estaba cubierta de árboles de tamarugo, formando extensos bosques naturales en medio del desierto de Atacama, los que fueron talados hasta casi provocar su extinción. La gran mayoría de los árboles que hoy vemos fueron plantados a mitad del siglo XX por el Estado chileno.

En 1987, el área se transformó en una reserva nacional administrada por CONAF, que se caracteriza por ser la plantación de árboles nativos más grande de Chile, con más de 20.000 hectáreas de tamarugos y algarrobos. Pero no es solo árboles lo que ella protege: también hay insectos, animales, geoglifos y otros vestigios del paso del hombre.

Pero, más allá de los límites de la reserva, también hay un pasado cultural sorprendente. Por ejemplo, en las cercanías de la Pampa del Tamarugal existen sitios arqueológicos muy interesantes como Aragón y Tiliviche, con una data entre 6.000 a 5.000 años A.C. En ambos sitios hay evidencias de la presencia de grupos de cazadores y recolectores.

En la zona de la desembocadura de la quebrada de Guatacondo, se han detectado pequeñas aldeas con siglos de ocupación, con enormes zonas dedicadas al cultivo, aprovechando las aguas de avenidas o aluviones en los meses de verano. Como legado de su presencia, se encuentran sitios arqueológicos de relevancia, como la quebrada de Maní y las aldeas prehispánicas de Ramaditas.

Todas estas antiguas comunidades tarapaqueñas mantenían un asiduo tráfico comercial y social entre sí, además de vínculos con las pequeñas comunidades de pescadores changos de la costa. Todo este tráfico este-oeste de caravanas transitaba y descansaba en medio de esta pampa, pasando por los extensos bosques y dejando sus magníficas huellas con diseños que llamamos geoglifos, los cuales hoy debemos cuidar para preservarlos en el futuro como vestigio de la travesía emprendida por pueblos milenarios.

 

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